Con la recolección de información en torno a los nodos de memoria urbana de la ciudad, se realiza una reimaginación de los espacios arquitectónicos, así como de los objetos y los modos de vida, utilizando la tecnología de modelado y renderizado 3D. Gracias a los referentes, se logra construir un acercamiento a lo que pudo ser recorrer los espacios de los nodos de la ciudad en su época correspondiente.
Hacienda la Cabecera del Llano (finales siglo XIX)
La hacienda de la cabecera del llano cuya dirección actual es Cra. 39 #44 – 125, Cabecera del llano, Bucaramanga, Santander. Da nombre al actual barrio cabecera del llano, actualmente es reconocida con el nombre de «la Casa de don David» debido a su más memorable habitante, también es conocida en el argot popular como: «la Casa del Diablo» debido a la leyenda urbana con el mismo nombre.
Comparativa entre la foto de referencia suministrada por un integrante de la familia Puyana y la reconstrucción realizada en 3D.
Espacio interior: Comedor. Al fondo se observa la ventana rotatoria que conecta con la cocina, mediante la cual se enviaban los platos, de manera que los invitados no tenían contacto con los trabajadores, no se tiene certeza que la hacienda la tuviera, pero era usual este elemento en las casas contemporáneas.
Espacio interior: Comedor. Las familias de los comerciantes eran protestantes, sin embargo, el común para todos era la fuerte influencia de la religión católica, al fondo se observa una representación de la última cena.
Espacio interior: Cocina. Un vistazo a la cocina tradicional de las haciendas santandereanas de la época, comedor con taburetes en madera y la arepa de maíz pelado acompañada de guarapo, al fondo se observa el tradicional fogón de leña y el ure en barro para almacenar el guarapo.
Espacio interior: Cocina. Detalle a utensilio colgante donde se ubicaban alimentos para evitar ser presa de alimañas y otros bichos en las cocinas tradicionales.
Espacio exterior: Anexo a la cocina. Utensilio pilón para procesos de molienda de café.
Espacio exterior: Balcón. La hacienda contaba con pasillo exterior con vista a las plantaciones de café, de ahí el surgimiento de la leyenda, se puede ver la ventana por donde don David observaba sus empleados con el catalejo (según relato popular), lo que ocasionó que las personas pensaran que se había pactado con el diablo para obtener poderes y riquezas.
Vista al pasillo interior de la planta baja, se observa al fondo contra la pared derecha un «chifonier» (del francés chiffonier) en madera. Y al fondo la cruz también en madera, las lámparas de aceite o con velas, ya que en la época no existía aún electricidad en las casas.
Espacio interior: Habitación principal. Se observa al fondo la palangana y su jarra con la que se aseaban el rostro y las manos. El agua podía proceder de fuentes cercanas o traida en barriles desde las chorreras de don juan.
Espacio interior: Habitación para invitados. Antes de la existencia o el amplio uso de las maletas, los viajeros utilizaban baúles para trasladar sus elementos personales.
Espiamos desde una ventana y vemos que las camas no tenían colchones como es habitual en nuestro tiempo, se tensaba cuero como en algunos taburetes y sobre eso dormían, claro quienes se daban ese lujo, también se utilizaban las esteras.
La cultura popular tiene muchos agüeros ¿sabes para qué se cuelga la sábila en la puerta de entrada de algunas casas?
Se dice que en algunas haciendas se construían muros falsos para guardar las «guacas» donde escondían parte de sus riquezas. Y como la figura del señor Puyana se combina con la leyenda del trato faústico, me dí la libertad de imaginar una guaca en la hacienda, a la izquierda un cuadro de fausto y al fondo un «tunjo» figura hecha en oro que pertenece a otra leyenda tradicional colombiana.