Tenía don Luis Felipe Parra en el año de 1922 la propiedad de una gran hacienda llamada «El Conuco» donde imaginarán ustedes que posteriormente se edificaría el Conjunto Residencial con este mismo nombre, pero era tan extenso el terreno, que también abarcaba el área de los hoy colegios La Merced y La Presentación. Fue en ese año precisamente, cuando llegó a la ciudad don Jorge Clopatwsky Gómez con una idea que llamó la atención del hacendado: traer el primer avión a Bucaramanga, para posteriormente poder organizar unas líneas de vuelo hacia Puerto Wilches. Don Luis Felipe ofreció su hacienda para en ella; entre trapiches, arados y ranchos de paja, acondicionar la pista de aterrizaje para tan único evento.
Tan importante era el evento para la Bucaramanga del siglo XIX que se ofrecieron boletos para entrar a la hacienda, los precios eran: 1 peso para preferencial y 50 centavos general. Las entradas se vendían en los conocidos almacenes de Paillié y Cía, Morocco & Carlo. Solo bastaron horas para que se agotaran en su totalidad. Pues bien, llegó el gran día, 7 de Diciembre de 1922 quienes lograron adquirir las boletas se fueron agolpando en las inmediaciones de «El Conuco» y no podían dejar de observar el cielo a la espera de «Bolívar», pero las horas pasaron, aún con esperanzas permanecieron hasta avanzadas horas de la tarde, desafortunadamente ese día no fue el primero en el que el cielo bumangués se viera surcado por el biplano, Totalmente decepcionados abandonaron el lugar. El avión que se encontraba en la Mesa de los Santos no pudo emprender el vuelo debido al mal tiempo del lugar, sin embargo, sí lo hizo días después. En la entrada Historia de la aviación en Bucaramanga podrás leer más sobre el tema.
Ahora ¿podrías ver igual el Conjunto Residencial Conucos sabiendo que 100 años atrás casi se convierte en la primera pista de aterrizaje de la ciudad?