A purgar los pecados con el café

Uno de los parques con historia de la ciudad de Bucaramanga, es el parque Romero, nombrado así en honor del sacerdote conservador Francisco Romero, quien llego a la ciudad en el año de 1865 como párroco de la iglesia de san Laureano, pero qué es lo mítico y relevante alrededor de la figura del sacerdote, bueno, debemos remontarnos algunos años atrás en 1834 cuando era el párroco de Salazar de las Palmas en norte de Santander, donde imponía una curiosa penitencia a los feligreses por sus pecados, el sacerdote mas que recitar avemarías, ordenaba a los pecadores para lograr su absolución la siembra de matas de café. Este hecho puede ser corroborado gracias al libro «La Peregrinación de Alpha» de la autoría de Manuel Ancízar quien se cruzó con Romero en su paso por Salazar de las palmas mientras cumplía con su trabajo al servicio de la Comisión Corográfica del geógrafo italiano Agustín Codazzi.

Se tiene registro de algunas compra-ventas llevadas a cabo por el sacerdote en torno a los predios cultivados con café, los cuales como se ha de mencionar eran muy relevantes en el departamento de Santander, ya que en esa época era aquí donde se concentraban las mas grandes exportaciones del cultivo a nivel nacional. Más adelante cae prisionero del general liberal Santos Gutiérrez y tras ser liberado llega a la ciudad de Bucaramanga donde trae consigo su particular penitencia. Se llega a decir (no ha asegurar) que el perdón a sus pecados podía consistir a la siembra desde 100 a 1000 matas de café dependiendo de la gravedad de las faltas, se dice que por una mentira piadosa eran 10 pepas de café, por malos pensamientos eran 50, y si el tema era más grave, como el de engañar a la mujer, tocaba sembrar el bulto completo. Y como se debía cumplir la penitencia, bueno también a manera anecdótica un poco mitificada tal vez, «la semilla que se debía sembrar no era cualquiera: Debía ser caliente como la brasa del carbón encendido y oscura como la noche; y el aroma del perdón debía embriagar al espíritu.» Bueno así fue como el párroco promovió junto con figuras como: David Puyana, Julio Ogliastri, los Reyes González y otros pesos pesados de la región, el florecer económico de la villa de los búcaros en torno al cultivo y exportación del café (entre otros).

Finalmente en el año 1874 a sus 67 años de edad fallece Francisco Romero, en 1897 finalizaron las obras del nuevo parque en la actual calle 45, en un terreno conocido como «Plazuela del Hospital» inicialmente se pensaba bautizar como parque Custodio García Rovira, sin embargo, no fue así y finalmente fue nombrado como se conoce aún en la actualidad «parque Romero». Al cumplirse un siglo de la independencia del país, el 20 de julio de 1910 fue inaugurado el parque con su emblemático obelisco llamado «Sembradores del Bien» el cual es un monumento conmemorativo de estilo romano, se puede describir como un pilar de base cuadrada y remte piramidal, en cada uno de sus 4 lados y según los puntos cardinales rinde un homenaje de la siguiente manera:

• Al norte: «Al ilustre naturalista presbítero Doctor Eloy Valenzuela, austero y generoso varón quién tuvo siempre el corazón en Dios y las manos en el trabajo que dignifica”.
• Al oriente: “Tributo de Bucaramanga a los héroes y mártires de la independencia nacional en el primer centenario del día glorioso Julio 20 de 1910”.
• Al occidente: “A los nobles sembradores del bien en Santander, el pueblo de Bucaramanga agradecido”
• Al sur: “En memoria del progresista y ejemplar sacerdote Doctor Francisco Romero, Quien con su vida de fecunda actividad demostró que la estricta labor evangélica puede adunarse con el empeño tenaz por el desarrollo industrial y económico”.